¿Qué hacer si mi hijo es víctima de bullying?

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Por Carolina Reyes Cristi, psicóloga, Magíster en Psicología Educacional y Directora del Colegio Monteluz

 

Si bien, fenómeno del acoso escolar es una problemática que ha estado presente desde hace muchos años al interior de los colegios, donde se “normalizaba” (tanto por los alumnos como por los mismos padres y profesores), considerándose una conducta “natural” de las interacciones entre pares, recién hace tres décadas aproximadamente, es cuando comienza a visibilizarse y a nombrarse bajo el concepto de bullying.

El bullying, es conocido como aquel fenómeno donde un niño o un grupo de éstos (los victimarios), agreden de manera reiterada y permanente en el tiempo de forma verbal, psicológica o física, a otro niño o joven, el cual se convierte en víctima.

Este fenómeno, suele mantenerse en el tiempo, ya que tanto la víctima como los testigos (aquellos niños que presencian el acoso, pero que no forman parte directa de éste), silencian dicha conducta, quedando la víctima en una situación de inferioridad y entrampada en esta relación de poder.

Debido a que el bullying, se genera por la reiteración en el tiempo, es que los efectos en quien lo sufre suelen ser muy diversos y catastróficos, impactando en su bienestar socioemocional, su autoestima y su sentimiento de pertenencia y seguridad al interior del colegio. Entre los efectos más comunes suelen estar:

Dificultades emocionales: Ansiedad, depresión, baja autoestima y sentimientos de soledad.

Aislamiento social: Donde la víctima siente la pérdida de las relaciones con sus pares y la sensación de estar excluida.

Dificultades académicas: Donde podría verse interferido su rendimiento académico, al experimentar problemas de concentración debido al estrés causado por esta problemática.

Síntomas físicos: Tales como dolores de cabeza, problemas gastrointestinales y trastornos del sueño, dada la permanente tensión emocional.

Comportamientos autodestructivos: En los casos más graves, las víctimas pueden desarrollar comportamientos autodestructivos, como autolesiones, pensamientos suicidas o concretar el mismo suicidio.

 

Recomendaciones

Debido a la gravedad de este fenómeno, es que tanto los padres como profesores deben estar atentos a los cambios de comportamientos que puedan experimentar los escolares.

Acá, es crucial mantener una comunicación fluida con el colegio para estar informados de lo que ocurre en éste; además, de propiciar una relación de confianza con los hijos, en la cual, ellos sientan la libertad para comunicar sus vivencias y emociones, sin sentirse juzgados, criticados o invalidados en su sentir. Para esto, frases tales como: “Tú siempre puedes confiar en mí, hagas lo que hagas o te suceda cualquier problema, siempre podrás contar con nuestro apoyo”, son de gran utilidad.

Bajo esta mirada, si los padres sienten que su hijo, está siendo víctima de bullying, el primer paso, es solicitar una entrevista en el colegio para develar la situación y así éste pueda activar los protocolos estipulados para esto. Cada colegio tiene la responsabilidad y el deber de contar con protocolos tanto de prevención como de abordaje del bullying, los cuales deben estar plasmados en los reglamentos de los colegios.

Es así como el año 2011 bajo la Ley de violencia escolar se crea la necesidad de que todos los establecimientos cuenten con un Plan de Gestión de la Convivencia con sus respectivos protocolos y medidas pedagógicas.

Posterior a esto, es importante realizar seguimiento de las acciones que realizan los colegios, teniendo claro los plazos y fechas de indagación de la situación y de las medidas de abordaje, tanto reparatorias hacia la víctima, como sancionatorias hacia el victimario, además de los apoyos en el ámbito emocional para ambos, medidas que deben estar estipuladas en sus protocolos. Es importante por tanto, que los padres y apoderados conozcan dichos protocolos de bullying del colegio de sus hijos.

En conclusión, debido a la gravedad de este fenómeno, en cuanto al impacto en el bienestar de las víctimas y a las actitudes violentas de quienes la ejercen, es fundamental la creación de un ambiente de confianza en el hogar que permita a los hijos compartir sus experiencias y emociones, mientras que para los colegios, es esencial cumplir con sus protocolos de prevención y manejo del acoso escolar, promoviendo así un entorno escolar seguro y respetuoso.