¿Niños con pataleta? Cómo entregarles contención emocional

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Diversos estudios indican que los niños chilenos tienen uno de los índices más bajos de salud mental a nivel mundial, situación que se ha acrecentado por la pandemia según reveló recientemente la Universidad de Chile. De acuerdo a los especialistas, el problema radica en el estilo de crianza que se desarrolla en nuestro país, donde principalmente se basa en los retos, el castigo y la represión de las emociones.

Más allá de los hogares

Esto ocurre no solamente en los hogares, sino que también en las salas de clases. Según afirma Soledad Martínez, educadora de párvulos de la Universidad Católica y fundadora de Kintsu, “muchas veces a los niños se les manda a la pieza o afuera de la sala cuando hicieron algo mal, pero ellos no siempre tienen la capacidad de darse cuenta de lo que hicieron, y en ese aislamiento sólo se quedan pensando en lo injusto que estén apartados”.

En línea con una crianza más respetuosa es que Soledad Martínez, parte del Centro de Negocios Sercotec Estación Central, creó su emprendimiento Kintsu, donde se cuenta con diferentes elementos para implementar un espacio denominado “Rincón de la Calma”, al que pueden ir los niños y sus padres cuando están experimentando un desborde emocional.

kintsu
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¿De que se trata?

“El Rincón de la Calma no es necesario que sea un gran lugar, pero sí que quepan al menos dos personas especialmente con los más pequeños, en que se hace necesario poder corregular la expresión de estas emociones”, explica Martínez. La idea es que ese espacio “no sea dentro de una habitación, pues es un lugar para toda la familia, de modo que los adultos cuando nos encontremos en nuestros desbordes emocionales también podamos ir y marcar el ejemplo para los hijos”, señala.

La especialista recomienda que estos espacios se armen en conjunto con toda la familia, o en la sala de clases con todos los alumnos, donde cada uno de los integrantes del grupo pueda agregar cosas que les traigan calma: plantas, fotos, peluches e incluso cuentos que permitan identificar esas emociones.

“En Kintsu tenemos unos posters que permiten identificar en qué parte del cuerpo se sienten las emociones, cojines para gritar, libros con peluches que hablan sobre las emociones, y también botellas de la calma, en que la idea es que los niños puedan ver cómo el agua en su interior se agita y luego vuelve a quedar quieta al cabo de unos minutos”, comenta Soledad Martínez.

La idea es que los niños y los adultos trabajen en conjunto en comprender lo que les está pasando, validar esas sensaciones y que, con la guía de sus padres o sus profesores, puedan aprender a gestionarlas de mejor forma, para no tener esos desbordes la siguiente vez. En el fondo, lo que se quiere transmitir es que está bien sentir, lo que no está bien es desquitarse con otros”, asegura Martínez.